René Ramírez disertó sobre la vida (buena) como riqueza de los pueblos
Boletín de Prensa No. 386
Quito, 2 de diciembre de 2014
Hacia una socio-ecología política del tiempo y el florecimiento
A quien entregas tu tiempo entregas tu vida, es la premisa que planteó el Secretario de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación, René Ramírez, en el Taller “El Buen Vivir: construyendo métricas” realizado por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC) durante el 2 y 3 de diciembre de 2014.
José Rosero, Director Ejecutivo del INEC, explicó que el objetivo de esta jornada, a la que acudieron decenas de ciudadanos, es identificar los principales elementos conceptuales, dimensiones e indicadores que proponen los diversos enfoques teóricos sobre Buen Vivir, con el fin de construir nuevas maneras de medir la felicidad en la población.
Allí, Ramírez planteó cinco aristas para medir el Buen Vivir: vida Contemplativa (tiempo emancipador o libre); participación en la vida pública, civil o política; voluntad de amar y ser amado; convivir en armonía con la naturaleza; y el tiempo de trabajo emancipado.
El Secretario definió el Buen Vivir como el pacto de convivencia social presente en la Carta Política del Ecuador firmado por todos los ecuatorianos desde el 2008.
Además, problematizó el hecho de que se divida al mundo de la vida y del trabajo. Apenas para el 3,4% de la Población Económicamente Activa (PEA) no es un sacrificio trabajar.
El Secretario de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación enfatizó en que la variable del uso del tiempo puede disputar el sentido político con el que se mide el Buen Vivir en la sociedad actual, más allá del utilitarismo que plantea el ingreso monetario como principal indicador de felicidad.
“Existen diferencias entre la riqueza monetaria y el buen vivir, quienes trabajan más cuentan con menor tiempo relacional”, es decir a mayor salario menor tiempo familiar y de autoconocimiento y mayor déficit, es un círculo vicioso. Se trata de una sociedad que en vez de vivir bien busca el vivir mejor donde la insatisfacción es perpetua, explicó Ramírez.
Además, planteó la necesidad de un ejercicio pedagógico social que permita debatir la diferencia entre bienestar y Buen Vivir. “La escuela económica neoclásica concibe al ingreso como medida de bienestar, pero se ha comprobado que aunque suben los ingresos la sociedad se mantiene igual de feliz”. Por esta razón, medir el lado subjetivo de la felicidad implica una ruptura. Ramírez planteó el florecimiento (capacidades) como medida del bienestar humano.
Para Ramírez la esperanza de vida es el principal indicador con el que se mediría la Vida Buena. La esperanza de vida, dice el Secretario refiriéndose a tasas de mortalidad infantil, seguridad social, educación etc., es un indicador que da cuenta de cómo se desarrolla la vida en sociedad.
«La democracia y la cohesión social son partes fundamentales de la vida buena”, concluyó René Ramírez. Su ponencia giró en torno a la importancia de definir una unidad de análisis para establecer una métrica distinta a la del dinero como medida de felicidad.